En los últimos años, las ventas de los cigarrillos electrónicos se han disparado. En Estados Unidos aumentaron de 50.000 en 2008 a 3,5 millones en 2012. Mientras que en Europa la cifra supera actualmente los 10 millones. A medida que los e-cigarrillos están ganando adeptos, también aumentan las voces de preocupación por una nueva fuente de adicción a la nicotina.
La Asociación Médica Británica asegura que todavía no se sabe si el cigarrillo electrónico es un producto perjudicial, se trata de un producto relativamente nuevo y son muchos los estudios que se deben seguir haciendo para evaluar sus posibles riesgos a largo plazo.
La Agencia Reguladora de Productos para la Salud de Reino Unido ha decidido que le dará a los cigarrillos electrónicos un tratamiento de medicina a partir del 2016. De esta manera la calidad, seguridad y eficacia del producto estará totalmente controlada.
En Estados Unidos, sólo los e-cigarettes comercializados para usos terapéuticos están regulados por la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos, la FDA, creen que este tipo de prdocutos reduce la iniciación y aumenta la cesación. Existe un consenso generalizado que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que fumar tabaco, cuyo hábito es responsable de más de 5 millones de muertes al año, según el Centro para el Control de Enfermedades.
Un equipo de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelandia, publicó el año pasado un estudio sobre ensayos clínicos en los que comparaban los dispositivos con los parches de nicotina. Los resultados publicados en la revista Lancet mostraron que el 7,3% de las personas que usaron e-cigarrillos dejaron el cigarro a los seis meses, comparado con el 5,8% de quienes utilizaron los parches. Tras ese período, el 57% de los usuarios del dispositivo electrónico había reducido a la mitad el número de cigarrillos convencionales que fumaban al día, comparado con el 41% de quienes usaron parches. La investigación se realizó entre 657 personas.
Si las ventas de los cigarrillos electrónicos siguen aumentando y el estudio está en lo cierto, el tabaco podría llegar a pasar a un segundo plano. La gente ganaría en salud, en economía y disfrutando de este producto que permite disfrutar de diferentes sabores, cosa que con los cigarrillos convencionales era muy reducido.