Son varios los problemas que puede presentar el atomizador de los cigarrillos electrónicos, de modo que son varias las soluciones o trucos para que éste funcione mejor. Y vamos a estudiarlos de menor a mayor complejidad.
Para empezar, supongamos que la disfunción proviene de que el atomizador no hace buen contacto con la batería: basta con limpiar ambos contactos con un paño humedecido en alcohol y secarlos. Otro de los problemas, y éste puede dañar gravemente nuestro cigarrillo, es que el atomizador esté seco, en cuyo caso tomaremos un filtro y desplazaremos, con cuidado, la fibra interior para que haga contacto y lo humedezca un poco más. A este respecto hay que tener en cuenta que las primeras veces el cigarrillo electrónico no funciona al cien por cien, ya que el atomizador no tiene suficiente líquido, lo que se soluciona con unas caladas lentas y profundas para humedecerlo.
Otros cuidados básicos para el atomizador de los cigarrillos electrónicos
Un problema más complejo es cuando el atomizador se satura de líquido o se atasca esta parte de nuestro cigarrillo electrónico. En este caso, intentemos secar con papel de cocina la malla, acercándolo sin frotar. Soplamos con fuerza y ponemos un cartucho sin carga, dando unas caladas hasta que salga de nuevo vapor. De nuevo, lo ponemos a cargar, asegurándonos que la cantidad de líquido no es excesiva.
Estos cuidados, así como depositar de vez en cuando el atomizador en un recipiente con agua hirviendo (recién retirado del fuego), secarlo y limpiarlo, pueden proporcionarse de manera preventiva, una vez a la semana o cada quince días. Aunque, en cualquier caso, debemos tener en cuenta que el atomizador de los cigarrillos electrónicos, como casi cualquier componente de cualquier utensilio, tiene una vida útil limitada, de forma que debemos ir reemplazándolo cada cierto tiempo, más aun si le acortamos la vida con recalentones y caladas muy fuertes o seguidas. Del mismo modo, hemos de evitar golpes que pueden dañar la resistencia que calienta la malla.