Un estudio realizado en la Universidad de East London muestra con total certeza que los cigarrillos electrónicos consiguen que un 90% de los usuarios que lo utilizan dejen por completo el tabaco tradicional.
ANEV, la Asociación Nacional Española de Vapeadores, señala unos datos que indican que gracias a este producto se podrían llegar a evitar cerca de 45.000 muertes anuales en España
No solo deben difundirse noticias negativas sobre los e-cigarrillos, simplemente mostrar todo tipo de datos y poder dar la opción a elegir un producto que para un fumador habitual no va hacer nada más que mejorar su salud. Es importante apostar por la transparencia informativa y abrir un debate constructivo sobre el uso del e-cigarrillo, que ha demostrado ser una herramienta de enorme utilidad tanto para quienes desean dejar de fumar tabaco, como para aquellos que han optado por él como una alternativa en zonas en las que no se permite fumar tabaco.
Las medidas que se han impuesto sobre los cigarrillos electrónicos simplemente perjudican a todas aquellas personas que lo único que quieren es dejar de depender del tabaco con un sustitutivo que les suministra y dosifica la nicotina y simula un cigarrillo convencional pero con la ventaja de que no perjudica nada más que a la persona que lo consume y no es nocivo.
El cigarrillo electrónico ayuda a disminuir el consumo de tabaco o a abandonar este hábito definitivamente y , además, tiene menos tóxicos que el tabaco tradicional, el cual contiene más de 4.000 sustancias tóxicas, de las cuales al menos 60 son probables cancerígenos en humanos.
El estudio ‘Indoor Vapor Air Quality’, comisionado por la consultora Change y publicado en la revista ‘Inhalation Toxicology’, ha comprobado que el riesgo para los fumadores pasivos de aspirar el vapor exhalado por los vapeadores no es perceptible frente al que genera expirar el humo provocado por los fumadores de tabaco.
Actualmente no hay estudios suficientes que confirmen con certeza nada negativo sobre el cigarrillo electrónico ni ningún caso de algún vapeador muerto, ni perjudicial para los que se encuentran cerca de personas que realicen esta acción.
Es importante que busquemos un marco de colaboración y transparencia que permita establecer una legislación apropiada para su fabricación y utilización, basada en estudios científicos concluyentes, y no en los intereses económicos ni de compañías farmacéuticas, ni de agentes ligados a la industria tabaquera, ni de los fabricantes de cigarrillos electrónicos, ni de las administraciones públicas.