En Estados Unidos se avanza la prohibición de los e-cigarrillos a menores de edad

El sector del cigarrillo electrónico se enfrenta a la primera regulación federal en el país de norteamericano, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) una serie de medidas en las que incluye la prohibición de la venta de este producto a menores de 18 años.

La FDA tiene propuesto en un corto plazo de tiempo prohibir a las compañías la distribución de muestras gratuitas de cigarrillos electrónicos y su venta en máquinas expendedoras para poder evitar que cualquier menor acabe con uno de estos productos en sus manos, ya que a través de estos medios, sobretodo en las máquinas expendedoras, es sencillo que cualquiera pueda sacar el producto simplemente insertando el importe, de ésta manera no hay forma de controlar si la persona que adquiere el artículo es mayor de edad o no. Por lo tanto pretenden que solo se pueda vender en lugares exclusivos bajo la supervisión de un empleado que pueda controlar la venta. De esta manera la empresa también puede advertir sobre los componentes del producto y toda su utilización.

Sin embargo, si ésta normativa se produce, no se restringirán los productos aromatizados, las ventas en línea o la publicidad en televisión, lo que probablemente decepcioné a algunos defensores de la salud pública que pelean por la aplicación de una legislación más restrictiva. En cualquier caso, la propuesta está sujeta a un período de comentarios públicos de 75 días.

Según los críticos al ofrecer un producto con sabores como fresa o caramelo entre muchas otras opciones puede resultar atractivo para los jóvenes, su publicidad sin restricciones amenaza con hacer los productos glamurosos y esto atraerá aún más a los compradores. Por ello creen que todo esto debería controlarse mucho más.

Por su parte, la máxima responsable de la FDA, Margaret Hamburg, ha explicado en una sesión informativa que la propuesta representa un primer paso «fundamental» hacia un conjunto más amplio de posibles regulaciones que permitirían establecer estándares de calidad e incluir restricciones sobre aromatizantes y marketing. La idea no es prohibir el producto, es enfocarlo para el público al cual va destinado personas fumadoras que intentan sustituir ésta adicción por el cigarrillo electrónico para mejorar su situación e incluso acabar dejándolo.

Los defensores de los cigarrillos electrónicos dicen que son una alternativa más segura a los cigarrillos tradicionales, ya que no producen alquitrán, un producto que produce un gran daño a los pulmones. Están seguros que el tiempo les dará la razón y confían el en producto.