El aumento de consumidores de cigarrillos electrónicos se a visto reflejado tanto es espacios públicos como en empresas privadas. En Estados Unidos y en Gran Bretaña, por ejemplo, algunos gerentes de empresas están tomando sus propias decisiones en cuanto a permitirlos en la oficina y cada vez más empleados los utilizan en su entorno laboral.
Cheryl Dooley, presidenta de Ebsco Spring Company in Tulsa,
Oklahoma, después de pasarse al vapeo decidió comprar a sus
trabajadores cigarrillos electrónicos para que pudieran vapear
dentro de la oficina, tuvo un coste de unos 2.800 dólares. Fumaba
unos 2 paquetes de cigarrillos diarios al día durante 40 años que
la llevó a la formación de un coágulo de sangre en su pulmón. «Me
di cuenta de que incluso los malos adictos pueden dejar de fumar con
cigarrillos electrónicos».
Después de regalar a sus trabajadores este artículo, Dooley, ha
visto aumentar la productividad de la empresa, ninguno de ellos se
levanta para fumar a escondidas y se dedican a realizar su trabajo
con total tranquilidad, también destaca que el olor es mucho más
agradable.
No es de extrañar que algunos empresarios, principalmente
propietarios de pequeñas empresas, estén permitiendo a sus
trabajadores encender e-cigarrillos dentro de la oficina ahora visto
los resultados y su eficacia, primero por el bien del trabajador y
segundo por que la empresa obtiene más beneficios.
La empresa norteamericana Safety Harbour Insurance Inc. también
adopta la medida con sus trabajadores. «Era una distracción»,
dijo Carol Keiling, presidenta de la compañía, sobre los hábitos
de fumar anteriores de sus empleados. Con frecuencia se encontraba
con que tenía que decir a sus clientes que esperaran a que les
devolvieran la llamada porque su agente se hallaba fuera en un
descanso para fumar.
Al principio los trabajadores tenían que ir a vapear a la calle
igual que los empleados que fumarán, hasta que uno de las empleadas
no fumadora se dio cuenta de que no percibía olor ninguno después
de que vapearan a diferencia de los fumadores, se diera cuenta de que
no tenía olor y se relajó su política en la empresa.
La empresaria comenta que si los trabajadores fumadores están de
verdad ansiosos por una dosis de nicotina, pueden decir que van a
llevar un archivo y salen a dar una vuelta a la esquina para dar unas
cuantas inhaladas y regresar. El desfile de toses que solía comenzar
todas las mañanas también se ha evaporado. Los días de permiso por
resfriados han mermado, añadió.
Permitir que los empleados vapeen en sus escritorios está
ahorrando a empresas como las de Keiling y Dooley en el plan de
seguro médico, además del aumento de la productividad de sus
empleados, hoy por hoy todo son ventajas y animan a que el resto de
empresas utilicen este método.